Pese a que sé que éste es un tema que le pega mucho más a la imaginación y ganas de profundizar en las cosas de Blanca (y que seguro pronto trata en su nuevo blog) no quería pasar por alto otro pequeño rincón que encontramos en el viaje por centroeuropa: el museo de marionetas dentro del castillo de Hohensalzburg.
Y es que la ciudad de Salzburgo es famosa por su teatro de marionetas, uno de los más longevos aún en actividad -desde 1913- que fue creado y dirigido durante mucho tiempo por Anton Aicher, el hombre que flota en el ambiente del pequeño museo que encontramos en lo profundo de un castillo situado en lo más alto.
Las complicadas y fascinantes óperas que se representan actualmente (hasta 13 títulos distintos) en el teatro de la ciudad se podían ver en imágenes grabadas mientras contemplabas las marionetas cuidadosamente labradas a lo largo de casi cien años o probabas la dificultad de manejar cabeza, brazos y piernas de una simple marioneta con seis hilos… La atmósfera que creó Aicher te hace pensar en lo complicado y mágico que puede llegar a ser este mundo de marionetas… puro arte.
Muy ingenioso el título, Juan.