[10/53] Es algo mucho más fácil de decir que de hacer, pero todo pequeño paso hacia la absoluta transparencia, es una pequeña victoria en el mundo en el que estamos acostumbrados a movernos. Y no me refiero únicamente a lo económico, que también, sino a la comunicación, las estrategias y todo lo que rodea a tu empresa.
En GPMESS siempre entendimos que la comunicación era el pilar fundamental para llevar a cabo nuestro proyecto. Queríamos que todos nuestros usuarios formaran parte de una gran comunidad en la que todos nos ayudáramos y prácticamente nos conociésemos. También queríamos que nuestros trabajadores se sintieran como las piezas clave que eran, y por eso todos sabían sobre todos los aspectos de la compañía, desde lo que se hablaba en las reuniones con inversores hasta las necesidades de caja pasando por cualquier discusión o desencuentro que se produjera entre los socios.
Esto que iba impreso en nuestro ADN siempre llamó la atención ahí fuera. El día que nos despedimos fue especialmente patente la situación, y es que fueron muchísimas las felicitaciones por la manera de decir adiós. Una manera que para nosotros fue la más normal, contando qué había pasado, qué iba a pasar a partir de ahora, qué otras herramientas podíais usar en lugar de la nuestra y si de paso alguien estaba interesado en adquirir alguno de los equipos que quedaban a nombre de la empresa…
¿Qué coste tuvo para nosotros ser así de claros de puertas hacia afuera? Ninguno, más allá del esfuerzo continuo por comunicar, ya fuera en el blog o en las redes sociales todos los pasos que íbamos dando. ¿Qué beneficios? Aparte del cariño de muchos conocidos y desconocidos, la sensación del trabajo bien hecho y la facilidad para ser conocidos por lo que éramos y no por otras cosas (peores).
Mi consejo es que intentéis siempre mantener la mayor transparencia posible en todo lo que hacéis. Hay ejemplos increíbles ahí fuera… y aquí cerca. Por ejemplo, Otogami, una empresa española sobre videojuegos que entre otras cosas siempre te encuentra el mejor precio, con su CEO David Bonilla que publicó hace no mucho en su blog el post «Cómo gana (o pierde) dinero Otogami«, desgranando la situación del mercado en España, las comisiones que se llevan por el marketing de afiliación, las visitas a su páginas, las ventas… Todo un hito en un mundo tan oscuro y desconocido como el de las startups.
En Estados Unidos hay algunos que van un paso más allá, como es el caso de Buffer. Esta empresa cuyo producto ayuda a programar las actualizaciones en redes sociales además de proporcionarte datos analíticos interesantes, tiene un portal de transparencia súper completo en el que cuentan lo que cobran todos los trabajadores (así como la compleja fórmula para calcular todos los salarios), en qué gastan cada dólar que ganan con las cuentas premium de sus usuarios, todos los detalles de sus rondas de financiación, su código open source, su plan de mejoras para la aplicación y hasta los libros que están leyendo en su tiempo libre.
¿Por qué son buenos ejemplos y es buena idea el tener este grado de transparencia? Porque no hay grandes secretos que guardar (las ventajas competitivas siempre quedan para uno mismo) y pueden ayudar a mucha gente. Porque igual que a todos nos gustaría saber a dónde van y a qué se dedican cada céntimo de nuestros impuestos en los ayuntamientos, comunidades autónomas o gobierno nacional, también está bien saber qué hacen con nuestra cuota de premium en las empresas, si pagan buenos sueldos, si piensan seguir mejorando, si merecen la pena ser apoyados. Porque si tu startup hace un compromiso así de fuerte con la transparencia, es porque tiene las ideas claras, unos principios fuertes y unas personas íntegras detrás. Y es a ese tipo de gente a la que inversores, usuarios y resto de ecosistema deberían apoyar.
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