[11/53] Pasión por el trabajo, constancia en el esfuerzo, compromiso con los resultados, autoexigencia, ir siempre más allá de lo esperado… Son cualidades que se esperan de todo emprendedor y que se repiten hasta la saciedad en charlas, mentorizaciones, aceleradoras y eventos. Lo importante son las personas que están dentro de los proyectos, sí, pero por experiencia puedo decir que si no se establecen unas líneas que no se pueden cruzar, estas actitudes maravillosas ante la vida profesional, terminarán desapareciendo en cuestión de meses.
Sé que es un tema más que hablado y escrito en la red, pero no deja de ser clave. Si estás en una startup, vas a tener momentos en los que te vas a quemar. Sabéis que soy una persona muy tranquila, y aún así, durante la vida de GPMESS grité en discusiones como nunca grito, lloré de rabia y de tristeza, convertí granos de arena en montañas y me dieron ganas de mandarlo todo por ahí en un par de ocasiones.
Muchas de las situaciones podemos considerarlas inevitables al estar en un entorno exigente y de alta incertidumbre, intentando implantar un modelo de negocio complicado y con mucha gente confiando en el producto que tienes entre manos. Eso es normal y, hasta cierto punto, es lo que da vidilla y adrenalina a la situación. Pero hay otras situaciones que se derivan de malas costumbres y hábitos que uno toma. Igual que expliqué que por mucho que haya por hacer, siempre hay tiempo para comer tu propia comida de perro, también tengo que asegurar que bajo ningún concepto la carga de trabajo puede hacer que te olvides de ti mismo:
- Puede que Steve Jobs o docenas de CEOs más durmieran pocas horas al día, pero tu cuerpo no se puede adaptar de la noche a la mañana a ciertos atracones. Hay que crear hábitos saludables, y sobre todo, descansar. Tu cerebro te lo agradecerá, y tu humor –que impacta directamente en tus compañeros– también.
- Come como una persona normal. El stress suele llevar de la mano desajustes en las comidas, desde días en los que te olvidas de comer a días en que te comes de la sentada la bolsa grande de croissants rellenos de chocolate del Mercadona. No esperes a que el reconocimiento médico de la empresa te dé un toque de atención como a mí y ponle remedio.
- Desconecta de tu trabajo, de tu empresa, de tus obligaciones. Si estás 24 horas pensando en tu startup, estás haciendo muchas cosas mal. Busca la manera de ocupar tu tiempo con otra cosa que te guste, sal a correr, queda con un grupo de gente para aprender otro idioma, vete a tomar cervezas con tus amigos menos tecnológicos o encuentra un árbol para irte a leer a su sombra siempre que puedas. Y silencia las notificaciones de tu móvil, o no estarás realmente consiguiendo que tu cerebro cambie de modo.
Obviamente para desconectar, no os recomiendo compartir piso con vuestros socios/compañeros de trabajo, ya que la convivencia ya suele ser de por sí una batalla, mucho peor si ni siquiera tienes un rincón para alejarte de conversaciones, llamadas de teléfono o problemáticas de tu curro. Y ojo, en su momento fue la mejor decisión y la más razonable, pero después de un año, la balanza de pros y contras va variando.
Dijo nuestro amigo Rubén, de Kukupia, que «para los emprendedores, todos los días son miércoles«. No hay fiestas, ni findes. Y no le falta razón, porque una vez que entras en la dinámica de sacar adelante tu proyecto, tu sueño, hay que esforzarse al máximo. Hay que cumplir con todas las cualidades con las que empezaba este texto. Pero también hay que marcar el límite entre tú y tu empresa para que ésta no te devore. Para que tu salud mental te permita exprimirte al máximo por el bien de la compañía. Y saber que exprimirse al máximo no es sinónimo de trabajar veinte horas al día, siete días a la semana, sin parar durante meses. Ni de cerca.
Una reacción a “Las líneas rojas entre el emprendedor y su empresa”