10 lecciones que aprendí de una aventura emprendedora

05/04/2015

[14/53] Llevo tres meses desgranando las experiencias y los aprendizajes que viví durante mi época en GPMESS, y salvo alguna excepción futura, con ese post voy a dar por cerrado este capítulo de mi vida profesional para centrarme en nuevas temáticas. Aunque el post se titula diez lecciones que aprendí, también se pueden considerar como diez condiciones que tendría que cumplir cualquier proyecto (propio o ajeno) para que yo me subiera a él en el futuro.

1. Show me the money. ¿Cómo vamos a ganar dinero? Es la pregunta obvia para cualquier empresa, pero no lo es para muchas startups. Y para otras que sí lo es, la respuesta es tan cogida con pinzas que es un tremendo riesgo. Vivimos bajo la influencia de los grandes mitos, de Twitter, de Facebook… pero son unicornios y además estadounidenses. Olvídate de obtener miles y miles de usuarios para luego pensar cómo ganar dinero de ellos, a no ser que tengas una varita mágica o un plan perfecto y gratuito que te vaya a atraer a esos miles de personas hacia ti. Si puedes facturar desde el día 1, hazlo, aunque sea poco, y busca la manera de hacer crecer esa cifra semana a semana.

2. Busca tu aceleradora. Aunque estés facturando, puede que necesites el apoyo externo de una aceleradora, incubadora o lo que tercie, ya sea por el apoyo económico, por la oficina que te pongan, por la formación en aspectos en los que cojeas o por el ecosistema que tiene alrededor y que te va a convenir en el futuro. Eso sí, ni todas valen para todo ni tu empresa va a estar en la situación óptima para cualquiera. Si aún no tienes más que una idea y ni siquiera sabes si es posible hacer algo con ella, vete a Yuzz. Si tienes un proyecto más tradicional que necesita una inversión potente inicial, vete a Lanzadera. Si lo tuyo es un proyecto de Internet o movilidad con buenas proyecciones, pregunta por ejemplo en Plug&Play. Investiga a las personas que hay detrás de cada aceleradora, los proyectos que han salido de allí y mira si te conviene y si les convienes a ellos.

3. Controla la asistencia a eventos. Cada vez hay más y de más tipos, así que no seas el tipo que está en todos sitios y que nadie se explica cuándo trabaja (o si lo hace) porque vayas donde vayas lo encuentres. Igual que con tu aceleradora, infórmate primero y no aceptes todas las invitaciones que te lleguen. ¿Es un evento temático que encaja con lo que tú haces? ¿Sabes si va a haber algún ponente o asistente con el que te gustaría hablar de algún tema relacionado con tu empresa o tus intereses? ¿Irán inversores a escuchar a emprendedores? ¿Estás buscando un perfil técnico y se reunirán allí personas que encajan o te pueden dirigir hacia quien te encaje? ¿Va a ser la gran fiesta con comida gratis y diversión? Pues hombre, ¡apúntate también! Pero lo dicho, controlando, porque el tiempo que roban siempre es preciado.

4. Los inversores son personas. Reconozco que apenas he tenido trato directo con más de un par de ellos y que fue Javi el que mejor puede hablar de este aspecto, pero un par de detalles básicos. Los inversores son personas como todos, no es el Papa (que también es persona como todos, pero ya me entendéis) y lo que buscan es lo mejor para ellos que suele coincidir con lo mejor para ti si tienes un proyecto sólido y con unos números sostenibles y crecientes. ¿Por qué digo esto? Porque aunque a todos nos gusta que nos cuenten lo que queremos oír, ellos están más que aburridos de escuchar humo, historias que sólo sostiene el papel y un plan de empresa optimista no, lo siguiente, y cansados de que les hagan perder su tiempo. No les hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti, y contáctalos cuando sea el momento y si tu proyecto es invertible y encaja en sus políticas de inversión –que, igual que en los puntos anteriores, deberás haber investigado primero–.

5. Sé transparente. Le dediqué un post en particular a este tema, pero quiero insistir sobre ello. Cuando GPMESS cerró, nos dolió no sólo por nosotros y nuestra gente cercana, sino por toda una comunidad y un apoyo que habíamos generado durante muchos meses que fue espectacular. Los cientos de mensajes recibidos, los ánimos y el interés que nos llegó, no hubiera ocurrido si no hubiéramos sido transparentes en todo momento. Siempre va a haber gente que te deseé mal, eso es inevitable, pero si haces las cosas bien y todo el mundo lo sabe, serán los menos. Hay gente que prefiere tener un modelo de negocio basado en chanchullos, gente que buscará pagar lo menos posible a sus trabajadores o becarios, y gente que intentará trepar jugando unas cartas que no pensabas que ni existían en la partida. Allá cada uno, pero si tienes unos principios, sé fiel a ellos y la gente lo valorará.

6. Escribe un blog. Siempre. Porque tiene relación con la transparencia anterior, pero porque es algo genial. Puedes compartir quiénes sois, qué hacéis día a día y por qué, puedes ayudar a técnicos que tengan las mismas dudas que tú en ese post en el que explicas qué solucionaste y cómo, te vale para tener siempre un diario/recuerdo de los eventos y logros de la empresa (premios, lanzamientos, hitos)… Las posibilidades son infinitas y si además conectas con el nicho al que va dedicado tu producto/empresa, es una poderosa arma de generación de comunidad y sentimientos positivos.

7. Los medios de comunicación no son la panacea. Nos pensamos que salir en la portada de Xataka o Hipertextual nos va a llenar de usuarios, que salir en Product Hunt nos va a tirar abajo los servidores y que una página en un periódico de tirada nacional puede llevarnos al estrellato. Nada más lejos de la realidad me temo (salvo poquísimas excepciones). Es un esfuerzo mucho mejor establecer una relación personal con periodistas de todos esos medios y enseñarles tu producto (¡y que lo usen!) que esforzarte en hacer la nota de prensa perfecta. Intenta destacar por tu cuenta y que sean ellos los que vengan a ti porque lo estás haciendo bien.

8. Monta un equipazo. En mi opinión, es la parte más emocionante de la aventura. Compartir lo que estás haciendo, introducir a otras personas a la cultura que quieres darle a tu empresa y contar con cracks que puedan hacerte dar pasos más grandes y te solucionen problemas que creías imposibles. Está el tópico de rodearse siempre de gente mejor que uno mismo, pero si además eres capaz de liderarlos y remar todos orientados en una misma visión, los resultados pueden ser brutales. Intenta acertar a la hora de contratar (porque la parte negativa es que si te equivocas, conocerás la parte menos agradable que es la de despedir a una persona) y ayuda en todo lo que puedas a los nuevos para que se integren lo más rápido posible y empiecen a sentirse útiles desde el primer momento.

9. No pares nunca de aprender. Siempre habrá mil cosas que hacer y que planear, y si no le pones freno, vas a poder planificar y estar ocupado tus días de hoy a la eternidad. Ojo con quedarte atrás en un mundo que se mueve tan rápido, sea cual sea la tecnología en la que te mueves. Igual que vas a tener muchas oportunidades de conocer a gente espectacular, vas a poder aprender un montón de todos los que te rodean. De finanzas, de psicología, de manejo de equipos, de tácticas estratégicas, de inversiones, de diseño, de productividad, de metodologías, de literatura, de arte, de redes sociales, de marketing, de cocina o de cualquier tema que se te ocurra. Vive con los ojos bien abiertos porque si no, tu empresa y tu vida te pasarán por encima.

10. Encuentra el equilibrio entre tu vida emprendedora y tu vida personal. Aunque vivas para la empresa o para tu proyecto, primero tienes que existir. Y para hacer de tu existencia algo sobrellevable, tienes que cuidarte. Busca la manera de desconectar, de poder tomar un par de pasos de distancia para tener mejor perspectiva, de cuidar a tus amistades y a tu propio cuerpo. No hace falta que te conviertas en un runner –que es la moda actual–, pero de verdad, aunque sea la última lección que pongo aquí, plantéate todas las demás en base a esta. La actitud ante los problemas y las situaciones que se van presentando es muy importante a la larga, y cuando dejas de dormir, de comer, o de relacionarte, tu actitud irá a peor irremediablemente.

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