Ayer os conté cuál era la charla que no os debéis perder en la próxima WordCamp de Madrid. Eso queda muy bien de cara a la galería, pero también impone (o autoimpone) algo más de presión por si algún despistado lo lee, me hace caso y se planta allí con grandes expectativas. Así que voy a explicar brevemente cómo me gusta preparar las charlas y lo que he ido aprendiendo estos años.
No es que sea un gran experto al nivel de Fernando Tellado pero sí que he hablado ya en las de Santander (2016 y 2017), Madrid (2017) y Bilbao (2017), por lo que será mi quinta charla, que no está nada mal. Todo esto sumado a unas cuantas meetups aquí en Galicia, pero estos eventos más pequeños los dejo un poco aparte porque ahí siempre intento hablar de algo de mi trabajo en el día a día, donde me siento cómodo y no necesito prepararlo durante un mes, sino que puedo planificar un guion e ir «improvisando» algo más.
Otra de las mayores diferencias entre una meetup y una WordCamp es el público. Las meetups tienen un ambiente familiar (menos las de Madrid o Barcelona cuando reúnen a cientos de personas) y suelen ser charlas únicas o eventos de no más de dos horas. En las WordCamp hablas delante de un público de 20, 50 o más de 100 personas al que no sueles conocer en su mayoría y que puede que lleven escuchando charlas ocho horas o acaben de despertarse.
Por eso a la hora de preparar una charla es importante saber a quién te vas a dirigir. ¿Cómo es el espacio donde darás la charla? ¿Vas justo después de la comida? ¿A primera hora? ¿Casi al final? ¿Cómo es la comunidad de esa ciudad mayoritariamente? ¿Técnicos? ¿Gente de marketing? ¿Recién aterrizados en el mundillo? Que nunca vas a gustar a todo el mundo es algo inevitable. Pero que uno se tiene que esforzar para que al menos la mayoría se lleven una o dos ideas o conceptos o herramientas que les sean útiles para el futuro es fundamental.
Cuando además no das una sesión técnica, definir el «éxito» de la charla es más complicado. Si fuera un «how to» tienes que explicar el proceso y si al terminar la gente es capaz de hacerlo es que estaba bien explicado. Pero ¿qué hacer si hablas de algo abstracto? Como de la web abierta, de productividad o de la importancia de ser el dueño de tu contenido.
En este caso el objetivo tiene que ser que los asistentes tengan algún momento ‘wow‘, que veas que se enciende alguna bombilla, que te paren a la salida a comentar lo que acabas de contar o, sobre todo, que cumplan con el ‘call to action‘ que les pongas de deberes. ¿Cuánta gente va a tener que escribir más en su blog a partir del 21 de abril para que yo me dé por contento? Sé que es una tarea casi imposible, pero con que un par de personas empiecen y una docena se planteen las cosas que hacen a día de hoy, me vale.
Una vez tenemos claro a quién vamos a hablar y cuál es el objetivo final de nuestra charla, llega el momento de remangarse y ponerse manos a la obra. En este momento del proceso es importante:
- Investigar sobre la temática y revisar todos los enlaces que he ido guardando a lo largo del tiempo sobre el tema para tener una visión lo más amplia posible sobre el tema.
- Papel y lápiz. Empezar a escribir las ideas fundamentales que quieres dejar claras en la charla para desarrollar alrededor de ellas.
- Alejarse de la pantalla. Es muy importante para mantener la atención del público que todo esté bien hilado y haya alguna historia que enlace todo (como la del viajero del futuro de Madrid del año pasado) y para eso hay que buscar inspiración en cualquier lado. Muchas veces las mejores ideas surgen en situaciones inesperadas.
- Vuelta al papel y lápiz. Reorganizar ideas, historias y frases siempre mejor en papel que en un PowerPoint.
- Revisar la duración. No es lo mismo hablar 20 minutos que 40, y cuanto menos tiempo haya, más necesario es ajustarlo bien para no pasarse. Es cierto que con los nervios se suele hablar más rápido, pero no es buena idea llevar 120 slides para una charla de 15 minutos, por pura matemática.
- Redactar parte o toda la charla. Yo reconozco que sólo suelo escribir el inicio, el final y alguna parte intermedia, pero no para memorizarlo -no es buena idea- sino para tener el trabajo del post del blog ya hecho y así intentar cuadrar las frases que quiero decir en mi cabeza y no empezar a «innovar» y terminar perdiendo el hilo.
- Ensayar y ensayar. Suelo repetirme la charla en la ducha, al ir a dar un paseo o en algún rato libre en casa.
Además de este proceso, también he aprendido algunas cosas que he ido mejorando con el paso de los meses:
- No ensayes siempre desde el principio. Rara vez estás media hora contándote la charla, así que si sólo le dedicas diez minutos, no lo hagas siempre desde el inicio porque entonces sólo te aprenderás los cinco primeros minutos de la charla. Que está bien para causar una buena primera impresión, pero no mola si luego vas perdiendo el hilo.
- No lo dejes todo para última hora. La gente está pagando (poco dinero tal vez, sí, pero también está invirtiendo su tiempo) por escucharte y lo mínimo que se merecen es que respetes su tiempo llevándotelo todo lo más preparado posible. Sí, todos tenemos trabajo, urgencias de última hora y alguna vez yo mismo he terminado una charla la misma mañana, pero no estoy orgulloso de ello aunque luego saliera bien. Si te comprometes, trabájalo.
- Jamón, pan, jamón. Una de las cosas que me llevé de la aceleradora Lanzadera fue un taller sobre hablar en público en el que nos explicaron que el mensaje tenía que ser como un bocadillo del revés. Empezar con jamón y terminar con jamón. Es la mejor manera de ser memorable.
- No te pongas nervioso de más. Una WordCamp no es más que una meetup grande, por mucho que hiciera diferenciaciones al principio del artículo. Así que todo queda en familia, todos nos apoyamos y no hay preguntas a pillar ni opinólogos que te vayan a dejar mal. Y si tienes que contestar a alguien con un «No lo sé» es perfectamente válido, porque todos estamos allí para compartir, enseñar y aprender.
Aparte de todo esto y dejando a un lado la preparación de la presentación de apoyo -de la que ya hablaremos más adelante-, lo principal para prepararse y dar una charla en una WordCamp es encontrar un tema que te apasione y que disfrutes. Y si tú te lo pasas bien, es más probable que los demás también se lo pasen bien contigo. ¡Animagos para las próximas!
Pd. Si queréis dar una charla en una WordCamp están abiertas las llamadas a ponentes de Bilbao, Irún, Barcelona ¡y muy pronto Pontevedra!
No sé si vas a comentar este tema en futuros artículos de esta serie de «a-post-a-day» que aprovecho para recordar a toda tu audiencia por si no hubiera quedado constancia.
Me refiero al diseño de la presentación. Como complemento a la charla, es habitual ayudarnos de imágenes, slides o filminas, como a mi me gusta llamarlas, para reforzar el mensaje y tener un hilo conductor. El caso, es que, en la mayoría de las veces que he tenido la ocasión de presenciar una charla de este tipo, la composición y diseño presentación me ha parecido un desastre.
Si te compras una tarta, te la envuelven para que no llegue destrozada a casa, si te regalan algo, te lo envuelven para que te haga más ilusión, y si sales a la calle y has quedado con gente, te pones un jersey chulo para verte mejor.
El mensaje se traslada mejor acompañado de un diseño acorde a las necesidades y elementos que tengan un sentido estético. Incluso aunque tengamos delante un súper orador o el contenido sea muy valioso, nunca se va a trasladar igual si todo no está bien construido.
Cuidemos las presentaciones. Y si no somos diseñadores, o no tenemos nociones de diseño. No pasa nada, pidamos el favor a un amigo, o incluso, paguémosle por ello. Al final, saldremos ganando.
Muy buen aporte don Fernan. Más allá del uso de filminas que sabes que siempre apoyaré, es muy importante el apoyo visual cuidado y no presentar un tochazo infumable al público o una imagen idílica que no aporta nada. Es muy difícil que el público mantenga la atención 100% todo el tiempo en lo que dices, así que es importante que si se pierden en algún momento, puedan ver la presentación y reubicarse. Hablaré de ello más adelante cuando vaya montando la mía de Madrid, a ver qué tal…
Excelente pregunta y excelente respuesta. Muchas veces se comparten presentaciones que no te dicen prácticamente nada, no digo que sea una transcripción porque sería infumable, pero con un poco de cuidado se puede convertir una presentación en un resumen de una charla y ser de utilidad inclusive para el que no pudo asistir.
Por cierto… filminas, hace décadas que no las oía nombrar…
Yo reconozco, José Luis, que a veces mis presentaciones pecan de crípticas. Son un apoyo para no perderme al contarlo todo, pero sí que podría esforzarme un poco más en crear un documento que tuviera algo de sentido sin mayor contexto. ¡Me lo apunto!
Gracias por los consejos! Yo voy a dar mi primera ponencia en la WordCamp de Madrid de este año y estoy algo nerviosa aunque ya tenga el guión en la cabeza. Lo importante es que no parezca un tochazo aburrido, tiene que ser lo más dinámica posible y si se puede meter algo de humor mejor, jejeje
Genial Laura, ya verás como te sale genial :) Si tienes cualquier duda o te puedo ayudar en algo, no tienes más que decirme!