¿Por qué crear un microblog si ya puedes escribir todo lo que quieras en Twitter? ¿O incluso en Facebook o Instagram?
Os voy a contar una historia que a muchos os sonará. Hace ya unos cuantos años la única opción que existía para tener una línea de teléfono era Telefónica. Después se liberalizó el mercado y empezaron a florecer opciones: Airtel, Amena, Euskaltel, Jazztel, Yoigo, Pepephone, ONO y muchas más. ¿Qué fue pasando? Las tres grandes (Movistar, Vodafone y Orange) han ido comprando las pequeñas y todas las que iban apareciendo por el camino -ya fuera móvil, ya fuera tele, ya fuera ADSL- para dejar un panorama mucho menos «libre» (y en el que, misteriosamente, suben los precios sin ponerse de acuerdo ni nada).
Hace bastantes años más, los contenidos salían en la tele: en TVE1 o en TVE2. En un momento comenzaron a crearse más canales, más plataformas, la 3, la 4, la 5, la 6… el cable, el satélite de unos, el satélite de otros, de repente más espectro, canales para todos, para los jóvenes, para los mayores, para los conservadores, para los progresistas… Y, finalmente, las empresas grandes fueron comprando los canales pequeños, cerrando otros por el camino y aglomerando en unas pocas manos casi todos los contenidos y canales que terminamos viendo en nuestra televisión.
A poca gente se le ocurriría ahora fundar una empresa de telecomunicaciones o un canal de televisión viendo cómo está montado todo, ¿verdad?
En la red está pasando algo similar y está en nuestra mano que no siga el mismo camino. Hubo un boom de creación de contenido, todo el mundo tenía sus blogs, sus páginas, era todo mucho más descentralizado como os explicaba ayer. Pero han ido apareciendo cotos cerrados y monopolios. Y las decisiones de esos pocos nos afectan a todos.
Decía Tim Berners-Lee, el padre de la web, en una entrevista del New York Times hace un par de años: «La web ya está descentralizada. El problema es el dominio de un motor de búsqueda, de una gran red social, de un Twitter para el microblogging. No tenemos un problema tecnológico, tenemos un problema social«. Y es que estamos cediendo el control de un invento increíble a unos pocos.
Por eso tiene sentido crear un microblog. Puedes compartir tus ideas, tus pensamientos, tus enlaces favoritos en pequeños posts de tu blog, en una categoría específica, donde escribas menos de 280 caracteres o los que tú consideres necesarios. Y después puedes hacer que esos mensajes aparezcan automáticamente en Twitter, en Facebook o donde consideres, para ampliar su alcance.
No dejemos que todo nuestro contenido y nuestros datos no sean nuestros. No les demos esa ventaja para después jugar con sus monopolios y beneficiarse de ello. No dejemos que Internet se convierta en Google, o que nuestros perfiles de datos sean simplemente Facebook.
Yo reconozco que apenas utilizo el microblog, pero pienso hacerlo mucho más a partir de ahora. En próximas entradas os hablaré de Micro.blog y cómo lo he configurado para que funcione. Que sí, que es un esfuerzo extra, pero por una buena causa, y a veces hace falta ese empujoncito para que os pongáis con ello, ¡así que a microbloggear también!