22 de septiembre, 2008-2018

28/09/2018

Un móvil que suena de madrugada

Hay días que difícilmente se pueden olvidar en una vida. El 22 de septiembre de 2008 no empezó bien. Sobre la 1 de la mañana explotó en Santoña un coche bomba de ETA frente al Patronato Militar Virgen del Puerto (el que había sido mi instituto) llevándose por delante la vida de Luis Conde de la Cruz, dejando varios heridos y un montón de destrozos materiales en el barrio de Santoñuca, donde vivía mi abuela.

Sonó el teléfono móvil de mi padre en la habitación de al lado. No estábamos en Santoña ese día. Después de una jornada completa de autobús, mis padres estaban conmigo durmiendo en un hotel cercano al aeropuerto de Girona porque a la mañana siguiente tenía que coger un vuelo Girona-Brno para irme de Erasmus y quisieron acompañarme. Gracias.

Tal vez hable otro día de los recuerdos que me produce todo el dolor que provocó el terrorismo mientras crecía e intentaba entender cómo funcionaba el mundo, esos incontables minutos de silencio, esa incertidumbre al levantar el teléfono, ese mirar debajo de los coches por si acaso. Pero no hoy, porque, aunque no lo parezca, este pretende ser un post alegre.

Ni siquiera recuerdo si mis padres vinieron a contármelo o lo hicieron a la hora del desayuno. Daba igual. Estaba tan nervioso que un factor más no hubiera cambiado que esa noche no durmiera prácticamente nada. Me marchaba a más de 2.000 kilómetros de casa, a un país desconocido, con gente desconocida, confiando en mi inglés y con un montón de emails y de dudas en mi cabeza.

Me parece increíble que ya hayan pasado 10 años.

Tranvías en Brno

La aventura de lo desconocido

Dicen que irte de Erasmus te cambia la vida. Tal vez sea un tópico, pero en mi caso fue totalmente cierto.

No fui el mejor estudiante universitario (por otro montón de factores que no vienen al caso de este post tampoco) pero si alguien me pide algún consejo sobre la universidad siempre digo dos: uno, que si tienes que elegir entre algo que te gusta (pero no se te da muy bien) y algo que se te da bien (pero no te encanta), elige lo segundo a no ser que te comprometas contigo mismo a hacer un esfuerzo extraordinario para conseguir que se te dé bien lo primero (que sería lo óptimo). El segundo es que te vayas de Erasmus en cuanto puedas.

El 22 de septiembre de 2008 aterricé en Brno y me subí a un tranvía por primera vez. Y durante un año, hice un montón de cosas por primera vez. Y conocí a gente fantástica. A Jakub. A Gökben. A Nacho. A Bruno. A muchos que aún nos seguimos felicitando los cumpleaños de vez en cuando por Facebook. A muchísimos otros con los que se ha ido perdiendo el contacto con el paso del tiempo. A cientos más con los que reímos una noche de fiesta y nunca volvimos a cruzar caminos.

Aprendí, viajé, reí, lloré, bebí, comí, dormí, disfruté y lo pasé mal. La vida. Me hice fan de un equipo de hockey hielo, caminé por Budapest con una mochila llena de cervezas y el ordenador en la mano de madrugada, gané un maratón de la cerveza y tuve una resaca de dos días. Me quité prejuicios, aprendí a sobrevivir a base de gestos, conocí muchas culturas nuevas y descubrí lo que realmente sentía. Que no es poco. Sobre todo, esto último.

Aquel 22 de septiembre empezó una aventura mágica que nunca olvidaré, aunque se me vayan escapando los recuerdos poco a poco. Pero como en el cuento de Cenicienta, todo tenía fecha de caducidad. Al terminar el curso llegaron las despedidas, los «nos volveremos a ver» que todos sabíamos que eran mentira. Como los amores de verano o las entregas de proyectos con relaciones cliente-freelance terriblemente agotadoras.

Fast forward al presente

En diez años me han salido muchas canas, me puse lentillas, he engordado y he dejado de salir de fiesta como antes. Esto, que se ve y se nota rápidamente, es lo menos que me ha pasado.

Mucho de lo que he vivido está, por suerte, en este blog. En mis resúmenes del año, en mis historias contando lo primero que se me pasaba por la cabeza. En los artículos en los que intentaba explicar cosas sacando conclusiones de mis propias experiencias. En los que simplemente estaba aburrido y quería decir ‘Hola, sigo aquí’. Mis primeras aventuras como freelance, toda la aventura de GPMESS, mi crecimiento como profesional, mi historia con la comunidad de WordPress desde que la conocí hasta que me hice un hueco algo más destacado en ella. Todo tiene cabida en este blog.

Y aún así, llevaba varios meses vacío.

Por culpa del 22 de septiembre de 2018.

Cuando pones una fecha con casi un año de antelación para un evento vas imaginando el camino hasta él, pero rara vez te pones a pensar en ese día en concreto. No hasta que queda poco, claro. Hay demasiado que hacer hasta entonces. A ver, para los despistados, no me he casado ni nada similar, que mira que sois…

El pasado sábado se celebró la WordCamp Pontevedra 2018, nuestra querida PonteWordCamp. Un evento de dos días, que nos encargamos que durase casi una semana, con charlas sobre WordPress, sobre marketing online, sobre blogs, sobre desarrollo… y con mucho para comer. Y, sobre todo, con muchas personas a las que volver a ver y mucha gente nueva a la que conocer por primera vez.

Ya he escrito en el blog oficial del evento mis impresiones y mis agradecimientos a todas las personas que han hecho posible que esto saliera adelante. No quiero extenderme mucho pero obviamente aquí quiero hacer especial énfasis en el grupo de organizadores (Wajari, Jorge, José Luis, Lúa, Fernando, Julio, María y Paula) que han hecho que todo funcionase como la seda y, por supuesto, en Mónica, que es la que me soporta, me anima y me pone en el buen camino a diario. Sin estas personas sería imposible que ese 22 de septiembre estuviera en el escenario del auditorio de la universidad dando la bienvenida a casi 200 personas. Imposible.

Hay multitud de fotografías sobre lo que allí pasó, resúmenes fantásticos de gente fenomenal y más que están por llegar. Yo no puedo aportar mucho más que mi satisfacción por haber puesto cariño en cada correo contestado, en cada conversación y en cada etapa del evento. ¿Nos animaremos a repetir? Seguro que sí. Pero no quería dar por cerrado este capítulo increíble de mi vida sin contarlo aquí. Ha sido una WordCamp increíble.

Volver a trabajar en equipo, gestionar mil variables diferentes, aprender cada día algo nuevo, rodearte de gente mejor que tú, caerse y levantarse, gestionar crisis de último momento y dedicar tiempo voluntariamente a una buena causa que además te permite pasarlo bien. ¡Gracias a todos los que me metisteis el gusanillo de la comunidad WordPress (Rocío, Ibon, Mauricio, Darío, Fernan, Fernandos y más que olvido)! ¡Y gracias a todos los locos gallegos que han decidido en algún momento de sus vidas que tal vez no era mala idea seguirme en este largo camino! Ya os dije que gané un maratón de la cerveza, ¡algo sé de largos caminos!

¿Y ahora qué?

Hace diez años no existía Instagram, ni WhatsApp, ni Slack, ni Tinder, ni el iPad, ni Uber, ni Kickstarter, ni un montón de herramientas que se utilizan a diario para todo. Existía este blog, eso sí. Y, probablemente, dentro de diez años siga existiendo. Tal vez lo leeremos desde pantallas conectadas a nuestro cerebro o, más probablemente, lo seguiremos leyendo desde un móvil o un portátil que pesarán menos y serán más finos como mayores innovaciones.

El 22 de septiembre de 2028 casi seguro que no pasará nada especial.

Pero por si acaso, yo dejo la puerta abierta a seguir viviendo, disfrutando y aprendiendo de la vida, que es lo que nos toca. Gracias a todos por formar parte de ella.

 

Fotos de Andrés Fraga y de un servidor.

17 reacciones a “22 de septiembre, 2008-2018

  1. Siempre me da un poco de palo escribir comentarios en los blogs. Pienso, que le puede interesar a alguien que lleva tantos años con su blog y en el mundillo de WordPress lo que yo, que soy un novatillo, le pueda decir. Pero bueno esta vez me he animado.

    Llevo muy poquito en esto del mundo web y aun menos en el de WordPress. La PonteWordCamp fue mi primera WordCamp, mi primer evento en la comunidad de WordPress y posiblemente el más grande de este estilo que he asistido.
    He de decir que asistir a este evento me ha cambiado mucho mi forma de pensar, me ha hecho darle una vuelta a la forma en la que quiero llevar mi vida y que tengo que hacer para conseguirlo. Ademas, ver a tanta gente organizando esto con esa alegria y esa actitud, ver como todo salia genial, conocer grandes personas y aprender tantisimo hacen que uno quiera pertenercer a este mundo, engancha. Quizas solo sea el entusiasmo de la primera semana, o quizas sea el principio de un nuevo camino, eso solo el tiempo (y mi esfuerzo) me lo diran. Aunque si me preguntasen a mi yo diria que para el 2028 espero estar escribiendo en mi blog, todo empezo hace 10 años, con Juan Hernando en el escenario del auditorio de la universidad dandonos la bienvenida a casi 200 personas.

    Muchas gracias y espero que todos tus proyectos vayan tan bien como la WordCamp de Pontevedra.

    1. Hola Pablo! Lo primero, gracias por comentar :) Lo que opinan los ‘novatillos’ es tan importante como lo que opina cualquier otro, así que espero que sólo sea el primero de muchos comentarios! Además está bien saber que hay personas al otro lado leyendo, que sí, las estadísticas están muy bien, pero aunque uno escribe para uno mismo, mola saber que hay gente ahí fuera que le interesa.

      Yo ya te digo que conocí la comunidad hace tres años y me quedé alucinado con todo esto (y lo hacían con muchísimos menos recursos que los que tenemos ahora para organizar WordCamps por ejemplo, lo que le da mucho más mérito), y desde entonces empecé a involucrarme, a conocer gente y a seguir creciendo como profesional. Así que cualquier cosa que podamos hacer por ti, no tienes más que pegarnos una voz :)

      Ánimo con todo y nos seguimos leyendo!

  2. Hace algún tiempo, al poco de conocernos, te invité a una caña, te conté lo que me había cambiado la vida y te pregunté que te la había cambiado a ti. Qué había hecho que un universitario despreocupado como me imaginaba que debías haber sido en su momento diera un cambio tan radical.

    Me hablaste de un Erasmus y tus aventuras en Chequia, las nuevas experiencias y el ver otro mundo distinto al que conocías en que había otro tipo de problemas. Yo te hablé de segundas oportunidades que hacen que pongas las cosas en su justo valor. Y de mis múltiples trabajos y las circunstancias que me tocaron.

    Me presentaste a Mónica, con quien crucé sólo un par de frases y dejamos pendiente tomar un café los tres algún día. Estos días tuve oportunidad de hablar algo más con ella y efectivamente, sois tal para cual, dos maravillosas personas.

    Ha pasado más de un año de aquella tarde, hemos compartido algún viaje y muchas meetups, he visto como ayudabas a unos y otros a organizarse sin ningún interés personal, como robabas tiempo de tu trabajo para dedicárselo a esto, cómo en este último año y medio has crecido por méritos propios.

    Ahora te digo, tu no sabes que pasará dentro de 10 años, yo no se que pasará dentro de 1, pero sabes que mientras el cuerpo aguante cuentas conmigo para lo que sea, para eso están los amigos. Sólo queda decir ¡Que dinero más bien invertido!. Ojalá todos los Erasmus terminaran así.

    Recuerda que nos debemos un café para tres, esas cuentas no prescriben.

    1. Muchas gracias por tus palabras José Luis! :D Al final cada uno con nuestras mochilas decidimos irlas llenando y vaciando según las circunstancias para llegar a algún sitio. Me alegro que al menos tú me dejes sitio en tu furgoneta recorre-WordCamps-y-meetups para dejar la mía apoyada de vez en cuando y seguir con las aventuras.

      Seguro que de aquí a la PonteWordCamp 2019 tenemos tiempo de sobra para ese café y más :D Un abrazo!

  3. Cuánto aniversario. Yo el finde del 9 y 10 de noviembre me voy a Viena a ver a varios de mis excompis y descubrir cómo hemos cambiado en estos diez años.

    No sé por qué no contaste que ese año también engañaste a un grupo de risueños japoneses en un tranvía (mi cabeza, ¡bum!), yo por alguna razón es lo que más recuerdo de vuestra visita xDD.

    A ver si nos vemos, ¿no? :***

    1. Aquel año estuvo lleno de cosas locas locas… Aún así, aquel cóctel de Fairy con bebida comprada en Bratislava me sigue pareciendo de lo mejor que hemos creado nunca. 10/10. Disfruta del viaje! Al menos el tiempo ya te está entrenando por aquí para lo que te encuentres allá! A ver si a la vuelta nos vemos…

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