«No voy a intentar justificarlo, estoy siendo un impresentable, eso es así. Lo siento, de veras». Cuando escribes esto a un cliente el 31 de diciembre después de comer, sabes que algo va realmente mal. Cuando, además, estás currando hasta las siete de la tarde con el tiempo justo para ponerte la camisa, la pajarita y esperar que con las uvas todo cambie… Realmente mal.
Bienvenidos al resumen de mi año 2020. Volvemos a la carga como en 2018, 2017, 2016, 2015, 2013 y 2012. Dedicado, como siempre, a mi primo Chema, cuya vida también está dando para blog…
El resumen de 2019
En 2019 estuve muy estresado. Y sobrepasado por la cantidad de trabajo. Intenté hacer crecer la empresa aprovechando que tenía un cliente que me aseguraba un colchón grande de dinero y ni una cosa… ni la otra.
Esto debería estar en el resumen del año pasado, pero ¿dónde está? En diciembre tenía mucho lío. En enero y febrero tenía que terminar algunos proyectos urgentes e importantes. «En marzo lo escribo sin falta, que total, aún lo tengo fresco». En marzo, en marzo…
Miro los apuntes de 2019 con dos viajes a Las Palmas de Gran Canaria, uno a Londres, a Lisboa, a Irun, una WordCamp Europe en Berlín, un viaje en modo turista a Madrid (y varios de trabajo), celebrar mi cumpleaños pasando una semana entre Poznan, Gdansk o Berlín con más calma…
Y ahora echo en falta, sobre todo, los viajes a Cantabria y las escapadas por Galicia, que casi ni computaban en estos resúmenes.
Lo del COVID-19
No quiero que todo el resumen suene a algo superficial con la que ha estado (y está) cayendo. He tenido suerte (y he tomado mis -muchas- precauciones) de no contagiarme -aparentemente- del virus ni de expandirlo por ahí. Mis seres más queridos tampoco han tenido ningún problema que conllevara un hospital en medio de una pandemia mundial, y no he perdido a nadie cercano. Soy un afortunado.
No he podido (ni querido) ir a Cantabria en todo el año y en un par de días hará ya 365 que no veo a mis padres, mi abuela, mis hermanos y mis sobrinos más que por Skype. Es duro. Pero nos quedan muchas reuniones por delante (crucemos los dedos).
Mi vida «de diario» no ha cambiado demasiado. Ya trabajaba desde mi oficina a escasos cinco metros de mi cama, mis reuniones con clientes solían ser emails o mensajes, mis aficiones son bastante de andar por casa… Y a nivel profesional tampoco nada ha cambiado. De hecho, si lo ha hecho, ha sido a mejor: cada vez más gente ha visto la importancia de tener una presencia online óptima y se han hecho más webs, más tiendas online y más trabajo.
Y aún así, salvando por supuesto todas las distancias con la gente que ha estado en primera fila, con la gente que ha perdido a sus seres queridos, la gente que se ha quedado de la noche a la mañana sin ingresos y sin nada que poder hacer… ha sido un año duro, duro y difícil. A nivel mental (bueno, y de peso, pero eso es otra historia…).
Cómo resumir el 2020
El día de mi cumpleaños hablé con mi amigo Mauricio y cuando le dije que iba hasta arriba de trabajo, me dijo «Juansito, desde que te conocí hace unos años siempre estás igual, con muchísimo trabajo, saturado… ¿al menos te estás haciendo rico?».
La respuesta era no.
Hace unas semanas estuve cotilleando en un disco duro que tengo con carpetas etiquetadas como «Juan del pasado» y entre ellas estaba mi Fotolog (que me descargué en su día guardando página a página antes de cerrar la cuenta). Ya hace quince años me estresaba por llevar sin publicar una foto, o sin escribir algo en semanas, o meses. Y eso que mi vida entonces, desde la distancia, era mucho más sencilla que ahora.
Siempre igual.
El proyecto 365. El proyecto 52. El proyecto 8 (irónicamente el único que terminé fue el más largo). Los propósitos del año nuevo. El resumen de la vida. Si no mides no puedes mejorar. Planificar. Otra lista nueva en el cuaderno.
¿Para qué? Si luego viene una pandemia mundial y te das cuenta que lo más importante son otras cosas.
Apagar y volver a encender
Como podéis leer, este resumen no está muy bien estructurado. No se habla de las metas conseguidas a nivel profesional (similar facturación al año pasado pese a dejar de trabajar con un cliente que aportaba dos tercios al total), a nivel de WordPress (charla en la WC Valladolid, presentador en la WCES, seguimos con las meetups de WP Galicia online, la newsletter de Enlace Permanente que no para), o a nivel personal (sobreviví al 2020, que no es poco).
No se habla de lo que más echo en falta (mi familia, mis amigos, mis WordPressers -que muchos son también familia y amigos-, los viajes, los festivales de música) ni lo que más agradezco (a Mónica, sobre todo, por aguantarme 24/7).
Qué sé yo. Simplemente estoy escribiendo, porque si vuelvo a esperar a que todo sea perfecto, a que tenga tiempo libre, a que nadie piense «mira, en vez de trabajar está escribiendo en su blog o tuiteando cosas»… pasará como con el resumen de 2019. Y creo que ya hemos tenido suficiente con un único 2020.
Toca respirar. Apagarlo todo (como hice el día 31) y volver a encender (como he hecho hoy día 4). ¿Con nuevos propósitos? Sí. ¿Con cosas cuantificables? Sí. ¿Con la necesidad de compartirlo con todo el mundo? No de momento.
Lo que sí quiero hacer aprovechando este reset es dejar de correr detrás de la vida. Reconocer que no puedo abarcar más que lo realista. Cuidarme. Y evitar terminar el año pidiendo perdón. Porque tenía que haber tenido 5 clientes. Y por compromisos o exceso de optimismo, tuve 10. Y aún así contenté mucho a 9. Son números ficticios, pero reflejan un poco la situación. Y fastidia más por el 1 que los demás.
Así que dentro de mis propósitos de este año, el único que realmente merece la pena compartir de momento es el de tomarme la vida de otra manera.
No sé qué quiere decir eso. No sé si supone escribir todos los días en el blog o ninguno. Si supone aprender JavaScript o a hacer un cocido. Ni siquiera sé si supone hacerme rico o vivir con lo mínimo.
De momento, aquí estamos, que no es poco. ¡A por el 2021!
Pd. Mención especial del año a las cervezas de todas partes del mundo (gracias M) que me tomo cada sábado. Una cada vez. Que si no los Facetimes se nos van de las manos.
Mi propósito era procrastinar menos y aquí estoy, leyéndote en vez de trabajar. Pero es una procrastinación buena (que vino de la mala: Twitter) así que no la cuento. Todo lo que hace sentir bien tiene alfombra roja siempre.
Me alegro mucho de que tu propósito sea tan sano y tu post tan caótico (no lo es en realidad). ¡Y espero que este 2021 nos veamos!
(No he procrastinado dejar un comentario, así que todo va bien).
¡Un beso muy grande!
Tendremos que volver a hacer un «anillo» de blogs de gente guay o algo similar para no perdernos una sin tener que pasar por la casilla de Twitter, ¿no? Espero que en 2021 retomemos los cafés en Vigo sí o sí <3
¡Ánimo con el 2021! Mwak!
La tradición no falla, querido primo… un año más. Da gusto leerte de vez en cuando. Estructurado, o no estructurado, ¡qué más da! A por el 2021 ;)