El Convento de Santa Clara ha pasado desde hace unos meses a manos municipales después de que las pocas monjas que quedaban se marcharan (y la Iglesia hiciera negocio, claro). Ahora es más accesible (y no solo por la rampa que permite salvar los escalones) y tiene pinta de que va a ser un lugar increíble de visitar en pleno centro de la ciudad. Ojalá muchas actividades allí (¡ojalá organizar alguna!).
