Se acaba una semana laboral mucho mejor que las anteriores (de media 6 horas 35 minutos de concentración completa al día, que si me conocéis algo sabéis que es casi surrealista) y hemos aprovechado las diez de la noche para dar un paseo cerca del río. Buscando algo de fresquito en unos días que me están recordando demasiado a la época que vivíamos en Valencia. Pero sin ventilador ni aire acondicionado. ¡Verano!
