Por segundo martes seguido las personas que trabajan en el hospital Quirón de enfrente de mi piso están en huelga. Solo puedo desear que el gerente esté en su despacho intentando trabajar como nosotros, porque madre mía que escándalo de bocinas, música, cánticos que mayoritariamente no riman… que no pueda hacer nada y que termine reuniéndose con ellos y atendiendo a sus solicitudes. Hoy he salido a caminar pese a la lluvia porque no podía hacer nada más que acompañar sus cánticos con mi cerebro.
